. si bien es cierto que en aquellas entidades donde se pretenden estas “mega alianzas” es imprescindible actuar políticamente para terminar con el totalitarismo del PRI, los partidos políticos que las promueven se olvidan de algo básico: no hay democracia efectiva sin participación ciudadana. Es decir, que los afanes de transición no serán posibles si PAN y PRD tan solo ubican a la sociedad participativa como receptores de discursos y abono de sufragio
Por Luis Alberto Rodríguez / Desde Abajo
Sacar al PRI del poder. Terminar con los cacicazgos o abonar dinero de prerrogativas y “hacer posible la transición democrática” en esos lugares donde PAN y PRD lo sacrifican todo -historia, principios, programas-, para cumplir la enmienda de sentarse repartidamente en la silla del poder gubernamental. Oaxaca, Hidalgo, Durango, da lo mismo. Nunca como antes, la historia es víctima de prostitución forzada a cambio de unos pesos electorales.
Tiene mucho de razón el senador priísta Manlio Fabio Beltrones cuando acusa que las alianzas electorales entre PAN y PRD son “contra natura”. Y no hace falta ser un viejo lobo político como el sonorense para advertir por todos lados que juntar al blanquiazul con el sol azteca es hacer firmar un “pacto de civilidad” –de esos que tanto gusta a la oligarquía-, entre el presidente Juárez y el archiobispado en México. Lo más atroz del caso deviene cuando se mira atrás, apenas cuatro años posteriores a esta fecha, y se piensa en los cientos de miles de personas de carne y hueso, con nombre y apellido, que fueron víctimas de la reacción panista con las deleznables consecuencias que hoy tiene para México el fraude electoral del 2006 y la imposición de Felipe Calderón desde el purpurado y el Fondo Monetario Internacional.
¿Cómo es posible que se junten agendas tan distantes como el Estado Laico y la “libertad religiosa”? Una alianza que ni el más romántico de los anarquistas podría abanderar.
Y si bien es cierto que en aquellas entidades donde se pretenden estas “mega alianzas” es imprescindible actuar políticamente para terminar con el totalitarismo del PRI, los partidos políticos que las promueven se olvidan de algo básico: no hay democracia efectiva sin participación ciudadana. Es decir, que los afanes de transición no serán posibles si PAN y PRD tan solo ubican a la sociedad participativa como receptores de discursos y abono de sufragios. A lo mucho, de continuar en esa línea, lo que se conseguirá de gobiernos de coalición como se proponen, son engendros tan inútiles como la sarta de compromisos financieros y políticos con los cuales llegarán amarrados sus próceres de la actualidad como Xóchitl Gálvez en Hidalgo y Gabino Cué en Oaxaca.
Adiós la ideología, bienvenida la agenda coyuntural. Vacía, carente, prisionera. Sí, el PRI se debe ir y con él sus cacicazgos, pero su ausencia no será resuelta por el PAN, ni el PRD ni otro partido solo o en coalición, cuando se traiciona a la mínima memoria de los pueblos. Algo, por cierto, tan vergonzoso en tiempos de Bicentenario que si Hidalgo y Zapata revivieran, colgarían las cabezas de Jesús Ortega y César Nava de la primer fachada de Palacio Nacional.
luis@desdeabajo.org.mx
Una respuesta a “El engendro”
Ya quisieran instituciones pichurrientas como el PAN y el PRD que las relaciones entra mabos pudieran calificarse al grado de contra natura, aunque no sorprende viniendo de un ignorante como Manlio que los eleve a esa categoría.
En el mejor de los casos se les puede caliicar a los partidos como bastardos, dado que carecen de una represenatiidad real y legítima de los intereses ciudadanos y la dirección y políticas de los mismos tampoco es sujeta a quienes se supone debiera representar.
Salud por Manlio (seguramente anda borracho de poder como los demás prinosaurios)y no debería espantarse de las alianzas:
Un partido que entre sus siglas observa «Revolucionario» posee un pensamiento retrógrada de por lo menos 100 años; un partido que se dice ecologista (de ello no tiene nada)debería suponerse en la modernidad por lo que ambos serían como el agua y el aceite. Esa relación si sería muy difícil y sin embargo se da cada que se tiene oportunidad.
Tomar a un partido que dice representar a la clase social más desfavorecida (O los que se hacen llamar izquierdosos aunque el término sea más bien sesentero y haya quedado rebasado) mientras enriquece a líderes «legítimos» así como a otro que en luar de establecer políticas actuales parece que retoma al mercantilismo no sorprende.
La alianza es eso, una relación de instituciones ajenas (¿o suelen consultar para tomar decisiones aunque su gasto provenga de TODOS?) que busca hacerse de una administración -que es distinta al poder- usando pragmatismo.
En todo caso, debería observarse el lado buenode una alianza, haciendo evidente además que este pocas veces aparece.
Los opositores (PAN, PRD y los otros) que se supone defienden a sus representados y no lo hacen por obsesión a puestos públicos ni al dinero que de allí obtienen, deberían ser capaces de acabar con su orgullo para tener la oportunidad de cambiar las cosas desde adentro: es más fácil que un Secretario de gabinete atienda necesidades que un presidente de partido estatal lloricón o un legislador sin peso en la federación.
No se engañen que poseen ideales o se escucharán tan absurdos como Manlio y por una vez en su vida dejen a un lado el orgullo.
Un saludo Luis y como verás, no es mi especialidad la política pero queda muy bien la frase «me indigna que se indignen» jaja.
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