¿Qué pasaría si en cada barrio de América hubiera al menos una biblioteca? Más aún ¿si un librero completo estuviera dedicado a literatura política? Desde Marx, Bakunin, hasta Chomsky e Isa Conde ¿Podría delinearse así la liberación de los pueblos?
Hace poco charlaba de eso con una querida bibliotecaria de Puerto Aysén. Ella anda feliz entre libros, haciendo que los pequeños alumnos de una escuela en esa región de la Patagonia encuentren en la palabra un nuevo significado de su realidad. Que sepan -me dijo alguna vez-, que el mundo puede ser distinto. Muy distinto a este sistema.
Me recordó lo que dijo Pierre Bourdieu: la cultura y la ideología han sido legitimadas por la burguesía. Porque lo que hoy conocemos de arte ha tenido que ser purificado a través del filtro del mercado. Lo que leemos, escuchamos, miramos y aprendemos, obedece a los intereses de industrias culturales diseñadas para obedecer las leyes del merchandising. Somos vistos como entes económicos antes que sujetos culturales. Así pues, el arte se nos oferta en aparadores; gócelo quien pueda pagarlo.
Y de esto no se escapa ni Marx. En la reciente crisis del capitalismo en Europa, el Manifiesto del Partido Comunista experimentó un boom en ventas. Las juventudes salieron a las librerías a comprar las respuestas a un sistema caduco. Ese mismo que le quitó el empleo a sus padres y nada tiene para ellos. Que privatiza los bienes públicos y recorta el gasto social. Paradójicamente, no es una buena noticia que una de las tesis de la ciencia anti capitalista tenga que ser consumida como producto. Como aquellos que se hacen millonarios vendiendo la efigie del Che Guevara. Así funcionan las relaciones mercantiles. Lo que por derecho nos corresponde, debe ser pagado a crédito.
¿Y si yo pudiera contar que en la biblioteca de mi colonia existen las obras de Lenin? Podría reunir a mis vecinos y organizar un círculo de estudios, hacer política, sin que a nadie le cueste un peso. Y sin embargo, no sucede así porque al mercado no le interesa ¿Leer gratis? Qué estupidez. Peor aún, no habrá emancipación ideológica sin que alguien cobre regalías. Y si no la cobra la descendencia de quienes pelearon por los soviets, ha de ser alguno que aprovechó las leyes del capitalismo para apropiarse de la teoría. Lo mismo que aquel que compró la luna. ¿Quieres construir la revolución? Te cuesta 20 dólares el manualito.
Pienso como muchos que lucha contra el capitalismo es primordialmente una batalla cultural. «¿Y si tuviéramos bibliotecas políticas?», me dijo ella una vez. Y diría yo, cines abiertos; editoriales sociales, teatro callejero; arte para todos. No ha de ser el fin sino el medio. Un sueño bien soñado; como deben ser los sueños, atados con fuerza a las botas del obrero.
Alberto Buitre
– A Eugenia. Recupérate
http://www.funuvida.org/opinion/el-sueno-de-una-bibliotecaria-de-puerto-aysen-354
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