‘Troll’ Putin: le tira la fiesta a Obama en Siria


 

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ALBERTO BUITRE / THE HUFFINGTON POST .- Barack Obama ante la encrucijada de la paz o la guerra. Aceptar la negociación del Gobierno de Rusia para el desarme químico de Bashar al Assad o insistir en atacar Damasco. El mal menor, dirían algunos ¿Cuál de las dos decisiones le haría perder menos ante Vladimir Putin?

Si la Casa Blanca apoya la solución rusa en Siria, aceptaría implícitamente que Moscú pudo lo que no pudo Estados Unidos: solucionar el conflicto sirio por la vía diplomática. Pero si finalmente Washington decide la intervención militar sin fiarse de las negociaciones rusas, corre el riesgo de destruir al mismo tiempo su representatividad política ante el mundo, cuya comunidad, ya le reclama su ambición guerrerista en Oriente. Perder poder o perder al mundo. La decisión se halla sobre un escritorio en la oficina Oval.

Además, Obama enfrenta el reclamo de sus huestes políticas y militares, quienes aún pagan el precio de las filtraciones de espionaje internacional expuestas por Edward Snowden. En el contexto de guerra en Siria y la encrucijada consabida, es probable que Washington condicione su apoyo a Rusia siempre y cuando le entregue al informante, asilado en Moscú. El caso ha abierto las heridas de la Guerra Fría y avivado las tensiones entre ambos países. Y aunque es cierto que las tácticas diplomáticas de Putin son casi indescifrables, es poco probable que acepte tal condicionamiento. Sobre todo, ante las recientes condenas estadounidenses a la política homofóbica dictada desde la Duma rusa.

Pero en política internacional nada es casualidad. Si Obama dijo a la cadena ABC que el ataque militar a Siria no podría llevarse a cabo si ésta se desarma químicamente, es porque, quizá, algo sabía ya de la negociación rusa. O más aún sabiéndola, matizó su postura en declaraciones posteriores a CNN afirmando que, no obstante, «siguen los preparativos para el ataque y éste podría darse en todo caso».

Por su parte, Francia y el Reino Unido -es decir, la OTAN-, ya se declararon dispuestos a apoyar la intermediación de Putin. Asunto no menor, siendo estos dos países quienes también brindaron su apoyo a Obama para el ataque a Siria. Apoyo que, por cierto, no le ha brindado la clase trabajadora estadounidense, quien rechaza la tesis de la Casa Blanca sobre las armas químicas en posesión de Bashar Al Assad y le pide no ejecutar otra guerra en Oriente.

Si no hay rencores o intereses intangibles de por medio, Estados Unidos aceptará la paz propuesta por Rusia y Vladimir Putin se llevará todo el crédito, mientras que Obama será recordado en el conflicto como quien propuso los cohetes antes que la diplomacia. Aunque para fines de la humanidad, eso sí, sólo sería el mal menor.

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