Pasadas las elecciones en Estados Unidos, México y el mundo entero vuelve a su realidad habitual. Los días se llenan con noticias sobre el colapso de la sobreacumulación del capitalismo que mantiene a los pueblos en zozobra por los recortes en gasto social y la proliferación de proyectos monopólicos de explotación de recursos naturales y humanos que abran nuevos mercanos o expandan los existentes para evitar el derrumbamiento definitvo del sistema.
En el caso mexicano, esto se aprecia en la inminente apobación de la Reforma Laboral, condición indispensable impuesta al Estado por parte de los monpolios extranjeros para «invertir» en México. Una medida antipopular que frena y hace retroceder los avances de los derechos laborales, facilitando la subcontratación sin prestaciones, ni jornada oficial de trabajo. Esto es parte de las Reformas estructurales o «paquetazo neoliberal», que apuntan a la pauperización del bienestar y calidad de vida de la gente, con el objetivo de rescatar a los capitales.
Sin embargo, en varios puntos del país la clase trabajadora se alza en contra de estas medidas.
Así en Veracruz este fin de semana, donde células del Partido Comunista de México colgaron mantas en las ciudades de Córdoba, Orizaba, Río Blanco, Nogales y Ciudad Mendoza, llamando a la rebelión de los trabajadores ante la imposicion de la Reforma Laboral.
En las mantas desplegadas se pudo leer «TRABAJADORES DE MEXICO REBELENSE CONTRA LA REFORMA LABORAL”, dispuestos en puentes y corredores de los varios corredores industriales de la región a primeras horas de la mañana, logrando captar la atención de la planta obrera que llegaba o salía de las industrias.
Esta acción forma parte de la estrategia de agitación de los comunistas mexicanos en contra de la Reforma Laboral. Así en Veracruz como en Morelos, donde el PCM acompaña la resistencia del Sindicato Independiente de Trabajadores de Nissan, quienes salieron en septiembre pasado a marchar y cerrar la Autopista del Sol en protesta a la iniciativa antiobrera.
Y aun cuando la aprobación de la Reforma es prácticamente un hecho, la resistencia de la clase trabajadora avisa que no se quedará con los brazos cruzados en la defensa de sus derechos.
Y que fluya la información, porque, como ya se sabe, la rebelión no se televisará.

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