Dudo mucho que prospere el montaje de Omar Fayad y el PRI de Pachuca sobre presunta agresión a Adriana Flores y compañía en el barrio La Raza. Conforme pasan las horas, la liberación de Javier Mera Gutiérrez, inculpado como el “inmisericorde” agresor de nueve mujeres brigadistas de Eleazar García, es inminente.

Dos motivos sustentan mi aseveración:

Las pruebas ofrecidas por la abogacía de la alianza “Hidalgo Nos Une” muestran que dichas agresiones no sólo nunca ocurrieron, sino que demuestran lo contrario: Adriana Flores y sus compañeras salen ilesas y hasta envalentonadas a bordo de las patrullas que las salvaguardaron de la muchedumbre que, no obstante, lo único que hizo fue acorralarlas e impedirles videograbar la gestión de reparto de leche entre las vecinas del barrio, lo cual, después, pretendió ser mostrado como evidencia de coacción del voto. Asunto paradójico, puesto que Gloria Romero no tendría motivos para incurrir en ello en una zona donde tiene más del 90 por ciento del voto asegurado a su favor desde hace diez años.

Además que, por su parte, el PRI de Omar Fayad no cuenta con pruebas suficientes que sustenten tanto las aseveraciones de Adriana Flores (a la sazón aparecida con collarín y supuestos hematomas que, no dudando de su capacidad de amortiguamiento, lucía muy bien peinada como para haber recibido una “brutal golpiza” por parte de habitantes de uno de los barrios más bravos de Pachuca), así como desistió de fundar sus acusaciones contra brigadistas de la alianza “Hidalgo Nos Une” en Mineral de la Reforma, quienes fueron aprehendidos por la Policía Municipal bajo cargos de delitos electorales que tan sólo aludían a unos volantes donde Luis Baños, candidato opositor de ese municipio, desmentía a la opinión pública que estuviera entregando vales de despensa a cambio de votos a su favor como lo signaba el PRI. Los muchachos salieron apenas unas horas de ser retenidos, por obvia falta de pruebas.

Quizá lo más penoso del caso, es que el teatro de Omar Fayad le costará muy caro a su propio partido. En el montaje están siendo arrastrados muchos valiosos priístas a quienes no les ha quedado de otra que seguir la obra de su presidente y que, en su afán de congratularse con él y con el Sistema, han puesto en riesgo hasta la reputación de activistas y periodistas que, sin más, están siendo orillados a echarse tierra encima. Insisto, una pena.

Y aunado a esto, pienso que la intención de restar votos o simpatías a Gloria Romero en Pachuca resultará exactamente en lo contrario.

Lo que está comunicando el PRI de Omar Fayad es erróneo. Atiborrar de comunicados, panfletos y notas pagadas los periódicos tratando de satanizar la campaña de Gloria Romero para hacerla parecer como la mala del cuento es una estrategia tan burda, sosa e insolente, que está logrando exactamente lo contario. Al parecer sigue creyendo que la gente es pendeja y que los medios son Dios. Que no existen redes sociales ni vías alternativas de información. Que se pueden fabricar verdades. Que se puede triunfar haciendo política de revista. Error. Cómo se nota que al régimen le urgen unas clases de mercadeo y comunicación política o que quien le asesora en esa materia, no sabe un pepino en la materia, o es un improvisado, o un fantoche o lo que sea.

Para empezar, a la gente de abajo le vale madre lo que opinen los partidos políticos y más aún si se trata de pleitos de comadres y compadres resentidos. Lo logrado por los candidatos con su prestigio y su campaña ahí está y no se moverá. Su voto está decidido.

No veo cómo puede ganar el PRI con esto. Eleazar García debería estar muy preocupado por cómo quedará su imagen cuando todo esto termine y él deba regresar a seguir haciendo negocios. Así mismo. Porque si Omar Fayad no tuviera ya en sus manos las encuestas que predicen una derrota para su partido tanto en Pachuca como en Mineral de la Reforma, no tendría ninguna necesidad de exponerse al ridículo. Allá él y quienes lo siguen.

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