Tal vez el gobernador Francisco Olvera piense que la comunicación social es un asunto político más que de conocimientos. Que tratar con las y los periodistas es cosa de resistencia y que por tanto hubo de colocar en el puesto de Coordinador de Prensa de Gobierno del Estado a un político, ni más ni menos que quien llega de ser el formal coordinador del Congreso local, Roberto Pedraza Martínez. Quizá crea por eso que se necesita a un “duro” para llevar esa oficina, obviando el derrape burocrático de un presunto cacique partidista que aspiró recientemente a ser candidato a la gubernatura.
Esto recuerda la época más vil del priísmo donde, en efecto, los encargados de la Oficina de Comunicación de la Presidencia eran miembros irrefutables de “El Partido”, a quienes no les temblaba la mano al momento de amedrentar al periodista crítico. Ese era su papel, para eso se les pagaba y de eso hacían méritos para vivir acomodados del sistema a lo largo de su carrera; un ejemplo de esto es el ahora elegante conductor de Forotv, José Carreño Carlón.
Está de sobra decir que el flamante nuevo coordinador de prensa del Gobierno hidalguense carece de mínimos conocimientos en el área, ignorando entonces que la comunicación es una ciencia social determinada por teorías y oficios.
Es el hecho lo que ofende cuando se cuentan por racimos las personas que pudieron haber llegado a ese puesto, al menos, por gracia de sus méritos laborales. Y luego siguen timbrando las preguntas esquizofrénicas ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Quién le dijo?
De la mano del ex dirigente de la FEUH, Hidalgo parece retrasarse 60 años en su historia, donde la mano sectaria del gobernador imponía las reglas de todos los juegos. Fue en ese aparato donde creció Francisco Olvera y contrario a su discurso de “modernidad”, lo que demuestra es ser la viva representación de lo que dijo el poeta Antonio Machado: “Todo lo que se ignora, se desprecia”.
Quizá por eso también se atrevió a nombrar a un abogado ignorante de medicina en la Secretaría de Salud; o fusionar al Turismo y a la Cultura en una sola dependencia y darle el puesto a un profesor normalista “a quien le gusta la danza”.
Si la improvisación y el descrédito es su sello de gobernar, hemos de prepararnos para un sexenio donde todo lo inverosímil es política.
Twitter: @albertobuitre

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