La legalización de las drogas no acabaría con la drogadicción y el narcotráfico en México. Así, simple. Se aplauden las hipótesis que plantean la eliminación del mercado ilegal de estupefacientes, estropeando el negocio mediante certificación, como sucede en Holanda o Suiza; sin embargo, no se ha discutido que en aquellos países prevalece un sistema cultural, político y económico – y por tanto, una civilización-, hasta 100 años más desarrollada que la mexicana, donde el Gobierno y sus instituciones son capaces de garantizar el bienestar popular. Con un pueblo educado, toda amenaza a la salud pública es eliminada porque el sistema funciona. El narcotráfico es una contradicción insuperable del capitalismo, tanto que resulta un excelente negocio de la oligarquía ¿Por qué les interesaría detonarlo abriendo competencias legales? Por lo mismo, el mercado de las telecomunicaciones está cerrado. En el neoliberalismo radical, la competencia es indeseable. La batalla contra las drogas se libra garantizando el bien común. Eliminar el sistema imperante y construir una nueva civilización es la respuesta a la barbarie.